Geografía

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Geografía

Garciaz es un municipio de la provincia de Cáceres que se localiza entre los 39° 24' 35'' de latitud norte  y los 5° 37' 30'' de longitud oeste (hoja MTN 706). Está adscrito a la comarca funcional de Trujillo. La extensión del término municipal es de 150, 28 km² y el casco urbano está situado a 670 m de altitud en un paisaje de transición entre la pe­nillanura trujillano-cacereña y la configuración serrana característica de la Sierra de Guadalupe, destacando el pico de Venero con 1129 m de altitud, predominando materiales pizarrosos y cuarcíticos, bajando del pico nos encontramos con la "Cruz del Guijo" y, más abajo, La Cantera, en donde entre los bloques de piedra se abre paso una pequeña cascada; el cerro de Pedro Gómez con 1000 m, la Sierra de la Butrera con 920 m y los puntos culminantes de Cabeza del Fresno con 1120 m y Mesa de la Verruga con 1025 m.

Geología y Ríos

El bloque de Garciaz es un conjunto elevado desde el nivel de peni­llanura (400 m), donde el análisis geomorfológico de esta zona pone en evidencia la actuación de una tectónica fuerte que ha colocado a niveles superiores a 1000 m tramos peniaplanados que en el pasado formaban parte del nivel de erosión general de la región extremeña.

Garciaz está situado en la divisoria de aguas Tajo-Guadiana en la Sierra de Guadalupe. Es un municipio limítrofe con los territorios de Re­tamosa, Deleitosa, Berzocana, Logrosán, Zorita, Trujillo y Herguijuela, cuyo término está bañado por dos ríos principales que llevan sus aguas hasta el río Tajo, el río Garciaz y el Hornillo. Destacamos, igualmente el encajamiento de la red fluvial sobre todo en su colector principal y que da nombre al municipio, el río Garciaz. Además, sobresale el río Valbedillo, que lleva sus aguas hacia el Tajo, a través del río Almonte; los arroyos de la Reyerta, Tamujoso y otros arroyos que confluyen cerca del casco urba­no. El más importante es el río Garciaz, que nace en la cabeza del Fresno y discurre por la Rivera, luego se le unen el arroyo de Los Labrados, en el sitio de las Piñuelas, el Arroyito, Perezana, Reyerta, Valdelamadera y Tejadilla, continuando hacia la dehesa del Aguijoncillo en donde se le une el río Valbellido, el cual a la altura de las Abadías muestra un charco profundo denominado Cauzo.

Naturaleza

Garciaz es uno de los enclaves más bellos de la comarca debido a su biodiversidad, con un término municipal que destaca por su belleza pai­sajística y una naturaleza exuberante con especies vegetales diferentes, presentando un terreno donde se cultivan cereales, legumbres y frutas. Amplias zonas de su término están integradas en diferentes espacios de la Red Natura 2000 que certifican su alto valor ecológico a nivel euro­peo. Los Lugares de Interés Comunitario (L.I.C.) nos indican que hay paisajes, formaciones vegetales y geológicas muy relevantes y escasas en el contexto europeo, así como una biodiversidad igualmente importante que sobrevive en los ecosistemas mejor conservados. A nivel regional se cuenta también con un Espacio Natural Protegido, la "Sierra de Cabezas de Águila", de inmenso valor florístico y faunístico. Todo esto es posible gracias a una variedad increíble de hábitats. Gran parte del territorio es una gran ladera hacia el norte con lomas suaves de pizarras, de un frag­mento elevado de la llanura precámbrica. Un espacio propicio para el pastoreo donde convive la encina con el roble y el matorral. En el entorno del pico de Pedro Gómez (1.002 m de altitud, la mayor elevación de la zona) aparece un encinar bien conservado con numerosas especies de arbustos. La dehesa de encinas ocupa la extensión más grande y el estado de conservación de esta vegetación-monte con encinas es excelente.

Un valor añadido es la dehesa de robles que está catalogada como la más extensa de Extremadura, 710 ha pertenecen a la dehesa boyal de Garciaz. Encontrándonos con interesantes árboles (robles, castaños), al­gunos de ellos centenarios. Motivo por el cual desde el año 1909 aparece en las Actas Municipales la celebración de la "Fiesta del Árbol" en Gar­ciaz, idea que surgió de los maestros de las escuelas que ejercían su magis­terio por entonces, y que propusieron al Ayuntamiento la celebración en el municipio de dicha fiesta, destinando en los presupuestos municipales una cantidad destinada a su celebración. Propuesta que fue aceptada fa­vorablemente, acordándose reclamar al ingeniero de caminos, don Rafael Fernández, que vivían Trujillo, doscientos  plantones de árboles sacados de los viveros del Estado, con el fin de plantarlos en el camino que iba desde Garciaz a Conquista de la Sierra. Un acto que se celebró en el año 1910 con la asistencia de los niños de la escuela y las autoridades locales, procediendo a la plantación de los árboles y finalizando los actos con una celebración religiosa y una velada literaria en el Teatro. La misa tuvo lugar en la recién construida Glorieta, incluso se nombraron tres guardas temporeros para custodiar los árboles recién plantados, don Santiago pi­ñas, don José Roque y don José Ávila Sánchez, que recibieron de salario dos reales al día.

En el término municipal también hay formaciones de coníferas, prin­cipalmente de pino resinero y, más escaso, pino piñonero. Otras especies arbóreas menos abundantes son el madroño, el piruétano y el alcorno­que, éste último asociado al encinar con suelos más frescos, aparece de forma esporádica aunque existe una repoblación de unas 200 ha. Nume­rosas especies de arbustos acompañan a los bosques de encinas, robles y castaños o bien formando extensiones de monte bajo: brezos, jaras, retamas, labiérnagos, ahulagas, lentiscos, torviscos, rosales silvestres, ma­juelos, acederas… y también plantas aromáticas como tomillo, romero, orégano y cantueso.

Flora y Fauna

Los vecinos se dedican a la cría de ganado lanar y de cerda. La cri­sis de la reducida agricultura y del ovino contiene la clave del deterioro demográfico. La ganadería predominante es la ovina, con casi la mitad de las unidades ganaderas. La oveja representa el doble de las unidades de ganado mayor que el vacuno, quedando el resto para el cabrío (12%).

Aún perviven buenas zonas de arboleda, de encinas y alcornoques, y a medida que se incrementa la altura, otras especies como el roble. Des­tacando algunos parajes como el pantano de Maruelos, represado entre un espeso bosque, refugio de un amplio número de especies.

La fauna silvestre se desarrolla profusamente, tanto en especies menores (liebres, conejos o perdices), como en mayores (lobo, jabalí, zorro). Entre la fauna no cinegética destaca la gineta, tejón, erizo, gato montés, lagarto ocelado, culebra bastarda, lagartija, cigüeña negra y la blanca, el cárabo común, la garza real, el buitre negro y el leonado que aunque no residen aquí, es frecuente verlos en el cielo procedentes del Parque Nacional de Monfra­güe.

Entre los peces destacan la carpa y la tenca. La dehesa boyal ha sido aprovechada y modelada por el hombre para el aprovechamiento ganade­ro, tiene la peculiaridad de contar entre las especies vegetales con el ro­ble4. La dehesa boyal de Garciaz es un ecosistema de gran valor ecológico y cultural que debe ser protegido para hacer posible un nuevo modelo de desarrollo rural con el objeto de salvaguardar sus valores naturales y patrimoniales. En este enclave paisajístico de importante relevancia medioambiental se podría desarrollar una amplia variedad de actividades turísticas y recreativas como el senderismo, turismo ornitológico, turis­mo de naturaleza y de índole cultural (turismo arqueológico-etnográfi­co). Así como actividades deportivas y de educación ambiental.

El extenso término municipal cuenta con dehesas y abundan­tes encinas que alimentan a rebaños merinos y piara de cerdos y una extensa y buena dehesa boyal, propiedad del municipio, que la mi­nistra, donde pastan vacas y ovejas de los vecinos. Se cultivan cereales, garbanzos, y, en otros tiempos cerezas y la miel que fue muy apreciada; y la numerosa asistencia de nogales, estos fueron talados y vendidos en su mayoría por la rica madera y su alto precio. Según el Interrogatorio, en el año 1785 "los frutos que naturalmente produce este pays son uvas  castañas, a porfía nacen parras y castaños en él, pero la decadencia de estos pobres naturales y su pobreza, acompañada de su poca o ninguna inclinación a tener heredades y guiar (nada más) árboles, son causa de que no se críen. Hay bastantes y corpulentos nogales, ay en gran manera guindos y ciruelos, que naturalmente nacen, ay cerezos y perales, higueras, morales y granado.

Clima

El clima es de tipo mediterráneo subtropical, con una temperatura media anual de 14,8ºC, presentando grandes oscilaciones con inviernos suaves (media de 8ºC y media de las mínimas absolutas de -0,3ºC) y veranos muy calurosos (medias de 22 ºC y una media de las máximas absolutas de 34ºC). Las precipitaciones medias anuales son moderadas (881,8 I/m cuadrados) mostrando una gran irregularidad interestacional e interanual.

Garciaz tuvo un importante auge en el siglo XVI, porque fue un mu­nicipio elegido como zona de descanso de los nobles trujillanos he dejado sus blasones en las fachadas de las viviendas. Hubo un aumento pobla­cional hasta el año 1950, provocando desde entonces un fuerte descenso, merced a la fuerte emigración lo que denota una cierta precocidad emi­gratoria respecto al conjunto regional. La pérdida de efectivos ha dege­nerado en un envejecimiento progresivo de la población, con una tasa de natalidad baja en un 11 × 1000 mientras que la tasa de mortalidad alcanza 10 × 1000, el resultado es un crecimiento vegetativo negativo (-2,90 por 1000 anual).

La actividad forestal supone el mayor porcentaje de superficie agraria (40%), seguidas de las tierras dedicadas a pastos con el 33%. Tan solo el 5,7% de las hectáreas se dedica al cultivo, que aparte de los herbáceos cabe destacar la extensión ocupada por el olivar. Las grandes explotacio­nes acaparan más del 70% de la superficie agraria local. Destacando la gestión directa de las explotaciones por parte del propietario que supone el 49%. Las tierras de pan llevar, que dieron trabajo a ocho molinos y siete tahonas a mediados del siglo XX, están abandonadas. Un ele­mento destacable en Garciaz es el centenario roble. Al roble le llamaron caerques, árbol hermoso. Valbellido, es el valle hermoso de los robles de Garciaz. El roble simboliza aspectos esenciales de la historia espiritual de Garciaz, constituye su mejor seña de identidad; el roble matriarcal que fecunda la tierra pobre, y la hace fértil para el cultivo. Su leña calentó los hogares de las viviendas y su madera protege las moradas.

 

Documentos